¿En qué clase de mundo vivimos en el que es aceptable este acto tan sucio? Quiero decir, en todos los salones hay un tacho de basura y, a veces, hasta dos ¿Que acaso a la gente le pesan los pies de caminar dos metros y dejar el maldito chicle en el tacho? A menos que tengas alguna grave discapacidad me imagino que la respuesta a esta pregunta es ¡NO! Solo son flojos y cochinos. Yo no se si tengo mala suerte o qué pedo pero siempre tiendo a tocar por debajo de las carpetas y toparme con chicles pegados y es una experiencia asquerosa. Es como que el tiempo se detiene y solo existimos yo y el chicle, el chicle y yo, en un astroplano intermedio entre la realidad y el asco absoluto. En mi mente navegan pensamientos oscuros de muerte, destrucción, náuseas y ponies (porque aceptémoslo, en mi mente siempre hay ponies).
Bueno, bueno, quizás en parte es culpa mía por estar manoseando las mesas pero seamos honestos ¿Hay razón para cometer este acto impío? Solo quiero pensar en el primer flojo de mierda que dijo: “Mmmm... El tacho está muy lejos ¡Oh, ya se! Lo pegaré aquí debajo de la mesa”... ¡NOOOO! ¿POR QUÉ? Te maldigo primera persona floja y cochina. Quizás este hábito sea tan antiguo como el chicle y las mesas, quizás desde que existe la goma de mascar han habido quienes la abandonan bajo las mesas o las sillas. Esto sucede en todos lados y en todo lugar pero nunca con tanta frecuencia como en las carpetas de la universidad. Me ha pasado innumerables veces y siempre, mientras estoy en el astroplano, me pierdo la mitad de la explicación del profesor tratando de no reventar en una burbuja de ira reprimida. Debería de multarse este acto de flojera y si tu que lees esto alguna vez lo has hecho no lo vuelvas a hacer ¿Podría alguien pensar en los niños? Esta es la segunda cosa que yo odio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario